La luna dora los techos.
Inesperadas, aparecen las sombras de los gatos.
San tan sigilosos
que son solamente sus sombras.
Ellos ven todo sin ser vistos
y todo debe estas quieto mientras se mueven
para que ellos puedan sentirse inmóviles,
los gatos, sus sombras.
Darío Jaramillo Agudelo
domingo, 24 de fevereiro de 2008
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